martes, 17 de mayo de 2011

La novedad electoral asturiana

Nos encontramos de nuevo ante una convocatoria electoral en la que debemos tomar una decisión que seguramente se presenta clara ya para muchos, pero incierta y dudosa para los más conscientes. Como sostienen los sociólogos como Amando de Miguel, el voto en España es muy rígido. Aquí la mayoría de los electores vota a su partido de toda la vida, como si de una religión o de un equipo de fútbol se tratase. No obstante hay una minoría que es susceptible de cambiar su voto según las circunstancias de crisis, corrupción, ineficiencia, etc., afecten más a un partido que a otro. Por ello, dada la rigidez constatada empíricamente en la larga serie de elecciones habidas en los últimos 30 años de democracia, dicha minoría puede ejercer de arbitro o de "balance of power", como dicen los ingleses, y provocar un cambio político. Además, parece ser que el voto en España es mayoritáriamente socialista y el Partido Popular sólo puede ganar con la abstención, desencantada, por la crisis u otras circunstancias, de ese voto rígidamente ligado al PSOE. Por eso las victorias del PP no parecen ser duraderas ni seguras, como se vio en el triunfo inesperado de Zapatero frente a un confiado Rajoy con ocasión del atentado terrorista del 11M. En tal sentido este predominio de la izquierda en la opinión pública española, que sustituyó a la mentalidad dominante, más próxima al franquismo, que existía en la época de los gobiernos de Adolfo Suarez y los sostenía, es el gran problema que debemos abordar en el futuro inmediato, pues tal mentalidad que se ha demostrado, de hecho, como errónea para el progreso económico y social del país, tanto en la época de Felipe Gonzalez como en la de Zapatero, nos está llevando al desastre económico por la desindustrialización creciente y a una grave crisis institucional con el desmadre confederal-autonómico.


El problema, de fondo, es cambiar esa mentalidad dominante hoy en la sociedad española que ha cristalizado en el llamado buenismo "políticamente correcto", para el cual Zapatero ha aportado lo mejor de su producción con el dialogo con los terroristas de Eta, alianza con el Islam, demonización de la derecha, recuperación tergiversadora de los odios guerra civilistas, estatalización excesiva de la economía, mayor politización del Tribunal Constitucional, etc. El PP, principal partido de la oposición, debería haberse opuesto con más energía y determinación a tales excesos, pero ha seguido la orientación canovista de "lealtad" al Sistema del turno de partidos de esta Segunda Restauración y ha hecho una oposición de florete, no de espada. Puso su esperanza en el desarrollo económico que sorpresivamente se produjo en tiempos de Aznar con la burbuja económica, pero con la crisis mundial, la ineptitud de Zapatero y el error de fondo de aquella política económica aznarista misma (pan para hoy y hambre para mañana), nos encontramos ante el fracaso más sonado del Sistema político y social de esta Segunda Restauración. Por ello están empezando a aflorar, como novedad social en una campaña electoral, las rebeliones contra el Sistema como se pone de manifiesto en la irrupción en la Puerta del Sol madrileña, a la par que en otras ciudades, de una numerosa manifestación de jóvenes y desencantados con el actual sistema político. Estos conatos de rebelión civil, es decir , no conectada principalmente con fuerzas políticas de representación estatal, seguramente se disiparían en el futuro si pudiésemos remontar pronto la crisis económica que nos azota, especialmente en el empleo. Pero todo parece indicar que ha medio plazo no va a ser así. Por ello dicho movimiento de rebeldía, todo lo amorfo y peculiar que se quiera, continuará creciendo en el futuro inmediato con todas sus contradicciones e intentos de utilización por el propio Sistema. El motor del mismo es evidente: no se ve futuro digno en el mundo del trabajo y la inserción social para una mayoría de jóvenes. Asunto que se esta agravando cuando se empieza a hablar no solo del paro creciente sino hasta del sacrificio de una generación.


La segunda novedad que me parece reseñable en relación con la vulnerabilidad del Sistema, en este proceso electoral que estamos viviendo, es la irrupción aquí en Asturias, desde donde escribo, de una nueva fuerza electoral Foro Asturias (FAC), fundada y dirigida por Francisco Alvarez Cascos, importante ex-dirigente del PP, que aparece en la encuesta más amplia hecha en la región (ver La Nueva España del Domingo 15 de Mayo: www.lne.es/2011/05/15) como un posible tercer partido en discordia que, con unos 9 diputados, puede hacer de bisagra decisoria ante un empate de PP Y PSOE, que obtendrían unos 15 diputados cada uno, quedando la siguiente fuerza política IU en torno a 4 diputados. Si esto es así, nos encontraremos en España ante el primer caso de introducir una fuerza política liberal y con intención de transformar el Sistema, como era hasta ahora el caso más llamativo del partido de Rosa Diez, UPyD, con posibilidades de éxito. Foro Asturias recibiría votos, según la encuesta, no solo de seguidores del PP, irritados por la postergación de su líder por Rajoy, sino también de desencantados votantes del PSOE, recogiendo posiblemente un descontento y frustración de largo alcance por el declive en que cayó la economía asturiana tan pujante en la época de industrialización de Franco.


El partido de Cascos, como toda formación política nueva, es sin embargo una incógnita. Lo que parece más llamativo desde el punto de vista ideológico es su reivindicación de la figura del liberal e ilustrado Jovellanos, conciudadano de Cascos, y de la de otro importante político asturiano que combatió la Restauración decimonónica, Melquiades Alvarez, con lo que parece situarse en una perspectiva anti-Canovas del Castillo, patrón tradicional del PP. Se presenta entonces como un partido liberal con vocación centrista, lo cual no es nuevo en el panorama español si recordamos al CDS de Adolfo Suarez o a la llamada Operación Roca. Lo novedoso sería que alcanzase el objetivo de embridar el Sistema para reformarlo en un sentido democrático e integrador, pues la bisagra actual, desempeñada a nivel nacional por CIU y PNV, lo refuerza procurando sacar su propia tajada en detrimento de los intereses de la mayoría de los españoles. Hay, asimismo, muchas incógnitas abiertas en relación con los rasgos polémicos de su fundador (autoritarismo, personalidad colérica, etc.). No obstante parece haber un gran acuerdo entre los comentaristas político de que en Asturias asistiremos próximamente, si las previsiones electorales de la encuesta se cumplen, a un interesante nuevo escenario político, único en España por lo que tiene de rebeldía electoral.


Manuel F. Lorenzo



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