viernes, 5 de agosto de 2016

La Filosofía y el nuevo conflicto de las Facultades

     Es noticia de actualidad el conflicto suscitado en la Universidad Complutense debido a una propuesta del actual Rectorado por la que desaparecería la Facultad de Filosofía, que no los estudios como tales, al quedar incluidos estos en la Facultad de Filología. La verdad es que tal como han reducido hoy en la mayor parte de las Facultades de Filosofía española -como reflejo y mera imitación de lo que se suele hacer en general en Europa y en USA- la enseñanza de la Filosofía al conocimiento de los textos históricos de Platón, de Kant, de Hegel de Marx, Heidegger o Wittgenstein, no deja de ser una medida consecuente, que no gusta, sin embargo, porque parece que se relega a la Filosofía a un papel secundario en la organización de los estudios superiores. Por ello algunos profesores protestan indignados y se rasgan las vestiduras sagradas de los mantos de Platón o Kant con que se adornan, aunque sean culpables por acción u omisión de haber llevado a la ilustre en otro tiempo profesión filosófico-académica a tan lamentable situación.
    Es preciso recordar, para entender lo que está ocurriendo, que en España han reducido a la Filosofía al terreno de los alumnos llamados de letras, cuando la famosa Crítica de la Razón Pura de Kant no se puede entender si no se tiene una mínima noción de la Física de Newton, ni se entiende el método de Descartes o de Spinoza sin una base de Geometría. Como contrapartida han desterrado la Filosofía de los estudios de ciencias naturales y matemáticas. Incluso en los Departamentos de Filosofía donde domina la tradición positivista analítica el tema principal de investigación se centra en el lenguaje ordinario y no tanto en la reflexión sobre los “lenguajes” de las ciencias.
     Sin embargo en USA, donde se impuso el positivismo filosófico, hay una mayor presencia de la Filosofía en Congresos sobre los problemas del conocimiento en general y de sus aplicaciones científico tecnológicas de gran impacto social, como la robótica, los ordenadores, etc. Es en este campo denominado de las Ciencias Cognitivas, de gran impacto en lo que denominan la actual Sociedad del Conocimiento, donde hoy la Filosofía no se limita a leer e interpretar textos, sino que propone nuevas explicaciones del conocimiento y del ser humano, como se comprueba en el gran impacto de una escuela denominada Embodied Mind, impulsada principalmente por dos científicos chilenos formados en la tradición filosófica de la Fenomenología de Husserl, Humbert Maturana y Francisco Varela, que remiten también al racio-vitalismo de Ortega y Gasset. Una importante aportación hispana en el corazón de USA.

     Aquí en España, creo que por el predominio de la aristofobia, se ha marginado la filosofía de creación, -discutible sin duda, pero creación filosófica- representada al fin y al cabo, por ejemplo, por Gustavo Bueno o por el ya fallecido Eugenio Trías, a favor de los meros divulgadores de las modas filosóficas parisinas o británicas. Por eso la Filosofía académica en España está desprestigiada y cada vez más relegada en la enseñanza.
     Otro problema es que sea también víctima de un conflicto entre las Facultades que guarda semejanzas con aquel que se dio en la época de Kant en la que la Filosofía se consideraba una Facultad “inferior” en relación con las tenidas por Facultades “superiores”, como las facultades de Teología, Medicina o Derecho, por su mayor importancia para el Gobierno de las monarquías absolutas. Hoy podemos decir que la Facultad de Filosofía deviene de nuevo en “inferior” frente a las facultades de ciencias (naturales y humanas) por la mayor importancia de estas en las democracias que caminan hacia un totalitarismo tecnológico.
     Kant reconocía que el precio que pagaban las Facultades “superiores” para disfrutar de sus privilegios en la Universidad (p. ej., derecho de censura de la de Teología sobre la de Filosofía, en tiempos de Kant; hoy derecho a la parte de león del presupuesto (becarios, dotaciones) de las de Ciencias sobre la de Filosofía), dicho precio estaba en relación con su renuncia a la libre investigación (los teólogos entonces se sometía al Dogma eclesiástico y no osaban ponerlo en duda; los científicos hoy se someten, ante una investigación cada vez más cara en grandes laboratorios o gigantes aceleradores de partículas, a los dictados de las grandes corporaciones industriales o de los propios gobiernos que controlan centros como la Nasa, el CERN, y que persiguen fines económicos o políticos para los que puede no ser tan importante la búsqueda de la Verdad). Por el contrario, la filosofía académica, hoy como ayer, ha vuelto a perder su prestigio social, pero como compensación, como decía Kant, puede seguir buscando libremente la Verdad y garantizando la continuidad de las sociedades liberales que la engendraron.
Artículo publicado en El Español (24-7-2016)

 


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